ALFONS ROIG Y LA GENERACIÓN DEL 27 (EXPOSICIÓN DEL MuVIM)


Hace unos días tuve la oportunidad de asistir al Museo Valencià de la Il-lustració i de la Modernitat (MuVIM), para ver la exposición: Alfons Roig i La Generació del 27. Confieso que fui totalmente a ciegas respecto a la figura de Alfons Roig. No tenía ni idea de quién se trataba y por qué estaba conectado a figuras tan importantes de la denominada Generación del 27 como Emilio Prados, Vicente Aleixandre, María Zambrano o José Bergamín.

Antes de salir de casa, rumbo al museo, decidí llevar conmigo un libro titulado: Literatura Contemporánea I, de la colección Historia de la Literatura Española, editorial Orbis. Es una colección que compré hace tiempo en un mercadillo. No está completa, por desgracia, pero me viene bien siempre que tengo alguna duda. Este libro, como es de esperar, contiene un apartado dedicado a La generación del 27, firmado por el poeta y crítico literario José Luis Cano. Leer aquello durante mi viaje en metro, me puso a tono para llegar a la exposición con la mente rodeada del espíritu del 27; con sus nombres, historia y legado, a flor de piel. 

¿Qué es la Generación del 27?

José Luis Cano nos cuenta que es «una de las generaciones poéticas más brillantes» de toda la historia de la literatura española. Nombres como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda o Vicente AleixandrePremio Nobel (1977)—, pertenecieron a este grupo de astros poetas.

Se les conoce como Generación del 27, pues en el año de 1927, un grupo de jóvenes y entusiastas poetas españoles (nacidos entre 1892 y 1906) celebraron por todo lo alto el tercer centenario de la muerte de Góngora. Homenajes, ediciones y antologías, en honor a un poeta al que no veían con buenos ojos los críticos y académicos de la época. Celebrar a Góngora de aquella forma fue toda una declaración de intensiones, una ruptura con el pasado y una nueva forma de crear y entender la poesía.

A este acontecimiento se unió uno más: el acto público en El Ateneo de Sevilla. «Poetas del 27 leían públicamente sus versos», nos cuenta Cano.

Aunque los inicios de la generación estuvieron marcados por la búsqueda del “purismo poético”, heredado de Juan Ramón Jimenez, los tiempos de cambio y la actualidad política y social de la España de la Segunda República influyeron enormemente en los poetas:

«quedaba muy poco del clima estetizante y purista de los primeros años de la generación, que había sido sustituido por un clima de hervor y fiebre poética, por una temperatura de pasión y de vida, que había ido creciendo paralelamente a la política del país,  que culminó en julio de 1936, con el estallido de la Guerra Civil» (José Luis Cano).

La posguerra trajo persecución, prisión, exilio y también muerte para los poetas de la generación del 27. Su obra comienza a expresar entonces el dolor de la guerra, de la añoranza por la patria perdida. Los poetas escribieron, en palabras de Cano: «una poesía temporalista… más honda y más grave, más sumida en el tiempo y en la muerte…» . 

Es en esta etapa de la posguerra, donde nos encontramos con Alfons Roig, protagonista de esta exposición. Mano amiga, consuelo, confidente y apoyo para muchos de los poetas de la Generación del 27.




Alfons Roig

Sacerdote, escritor y profesor valenciano, Alfons Roig Izquierdo (1903- 1987) fue una figura notable dentro del panorama artístico español. Se distinguió como crítico de arte e impulsor del arte moderno en España, tarea difícil, considerando que lo hizo bajo el régimen franquista, y en una época donde lo moderno estaba visto casi como obra de Satán. 

Su pasión y conocimientos fueron más allá de las artes plásticas. Su amor por la poesía lo llevó a mantener contacto con grandes figuras del 27, a las que admiraba, respetaba y valoraba enormemente. 

La honda impresión que le dejó el fusilamiento del doctor Peset Aleixandre, a manos del régimen, hizo que Roig volcara sus esfuerzos para mantener contacto y ayudar a los poetas.



La exposición

De ese amor por la poesía y la preocupación por el destino de los poetas de la Generación del 27, se nutre esta exposición. Cartas, fotografías, y la colección de libros del sacerdote (muchos de ellos dedicados), componen el archivo custodiado por el MuVIM. Si estás en Valencia, no dejes pasar la oportunidad de ver la exposición. Tienes hasta el 12 de noviembre.

De la correspondencia que Roig mantenía con Vicente Aleixandre, y a través de José Luis Cano,  editor por aquellos años de la revista Ínsula, que publicaba a varios autores en el exilio (y cuyo artículo yo acababa de leer en el metro, sin tener ni idea de lo importante que es Cano en esta historia); Roig logra contactar con José Bergamín, María Zambrano y Emilio Prados, entre otros. 

Roig pide perdón a los poetas en nombre de la iglesia. Lo pide por permanecer impasibles ante la suerte de muchos de ellos. Ofrece la ermita de Llutxent, como casa y refugio para los poetas que desearan regresar al país, y trabaja para convertir aquel lugar en un centro de creación artística. 

La correspondencia expuesta en el MuVIM, nos acerca a la humanidad del padre, a su labor incansable por dar consuelo, apoyo, y tender puentes entre los literatos exiliados y España.

Mención de honor merece la correspondencia que Roig mantuvo durante años con la viuda de Miguel Hernández. En una de las cartas, fechada en 1969, Josefina Manresa agradece al padre por preservar y mantener vivo el recuerdo de su marido.

Cada carta es como una pieza de un gran rompecabezas que nos ayuda a entender el dolor, la tristeza, el porqué de esa poesía combativa y desgarradora que convirtió a todos esos autores en auténticas leyendas.

Es necesario, y de justicia, dar a conocer y homenajear la figura de Alfons Roig. Personas como él, son las que nos hacer valorar el trabajo y el esfuerzo que hay detrás de la creación artística. 

Señor Cano, tiene usted razón cuando dice que:

«...podemos ver en la actualidad que aquel grupo de poetas acusados, cuando eran jóvenes, de esteticistas y deshumanizados,  no sólo han enriquecido con libros inmortales nuestra poesía, sino que además ha contribuido con un vivo ejemplo moral frente a una sociedad que en un primer momento los rechazó y que hoy admite que han legado a nuestra cultura un tesoro poético cuya importancia ha sido comparada, y con razón… a la de nuestros grandes poetas del Siglo de Oro»

Habrá que agradecer a Alfons Roig, y a los responsables de esta exposición que, a noventa años del homenaje a Góngora y del Ateneo de Sevilla, hoy podamos recordar a la Generación del 27, con sus nombres, vidas y obras.

El centenario está cerca. Espero verlos entonces y celebrarlo. Quizás del homenaje a Alberti, a Lorca, a Aleixandre, a todos ellos; quizás de ese homenaje futuro surja la nueva generación de poetas que marque el rumbo de la poesía del nuevo siglo. 


Desde luego, yo no me lo pienso perder, ¿y tú?

6 comentarios:

  1. Hola debo decir que no asisto mucho a museos en mi ciudad pero de verdad me gusta visitarlos, por todo el aprendizaje que éstos te dejan.
    Que bonito el museo que visitaste y el tema de la poesía OMG.
    PD: Hermosas fotos <3

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario! Es verdad, el aprendizaje y las cosas sorprendentes que un museo puede darnos, no tienen precio. Saludos.

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  2. Hola guapa
    Que sorpresa más buena me ha dado tu post! Me gusta mucho la literatura y la Generación del 27 es una de mis favoritas de la cultura española. Sobretodo Lorca y Luis Cernuda, o María Zambrano. No conocía la figura de Alfons Roig, y mira que he leído sobre la época. Que lástima que se persiga el arte en la manero en la que lo sufrieron ellos
    Me ha gustado mucho descubrir esta exposición en mi ciudad, me la apunto a ver si puedo ir antes del 12 de Noviembre, muchas gracias por compartirlo
    Un besazo

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  3. Hola, con este post me has llevado a mis tiempos de estudiante, ya ni me acordaba lo que era la Generación del 27, cuanto tiempo hace!!! Que pena que no me coge cerca y no podré visitarla antes de que acabe. Saludos.

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  4. Que bien que haya una exposición tan completa de una generación que tanto hizo por la cultura en nuestro país y más en la época y condiciones que les tocó vivir. No me importaría visitarla aunque no tengo previsto ir a Valencia dentro de tan poco tiempo. Muakss

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  5. Recuerdo haber estudiado sobre Alfons Roig Izquierdo en el instituto, pero no me sonaba como poeta, lo conocía por ser impulsor de las artes plásticas en la época franquista. Según tenía entendido, este hombre donó su colección de obras a Valencia. ¡Un beso!

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