El pasado 12 de enero fallecía Ursula Kroeber Le Guin (Estados Unidos, 1929), una de las figuras más destacadas de la literatura del contemporánea, y uno de los pilares de los géneros de fantasía y ciencia ficción.
Yo llegué tarde a su obra, y no lo digo desde la pena. Creo que llegué a sus libros en el momento adecuado, en el principio de mi etapa adulta, y eso me ha brindado la oportunidad de mirar su obra desde una perspectiva distinta. Cuando era más joven leía fantasía y ciencia ficción para emocionarme; hoy en día lo hago para estremecerme. Antes buscaba escapar de la realidad, ahora busco encontrar un poco de mí, reconocerme en esos mundos.
Photograph by Rod Searcey. Copyright © by Rod Searcey
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URSULA K. LE GUIN
Fue una escritora imparable, guerrera y comprometida, que no bajó la voz a la hora de hablar de los problemas sociales, políticos y culturales de su país y del mundo. Gran observadora de la condición humana; interesada siempre en las cosas que nos hacen ser lo que somos y en la forma en la que nos relacionamos. Dicen los que saben mucho sobre de la vida de la autora, que todo esto se debe a la influencia de sus padres, los antropólogos Alfred y Theodora Kroeber.
La primera mujer en obtener el galardón de Gran Maestra de la SFWA (Asociación de Escritores de Fantasía y Ciencia Ficción de América) y ganadora de premios tan importantes como el Hugo, Nébula, Locus, y una interminable lista de reconocimientos que marea de lo larga que es.
Actualmente vivimos una época de grandes historias y escritores magníficos que no habría sido posible sin la figura de Ursula K. Le Guin, sin su talento, imaginación y su voz reivindicando constantemente la importancia de estos géneros que tanto amamos.
Actualmente vivimos una época de grandes historias y escritores magníficos que no habría sido posible sin la figura de Ursula K. Le Guin, sin su talento, imaginación y su voz reivindicando constantemente la importancia de estos géneros que tanto amamos.
«La ciencia ficción no es algo menor. Y no es solo, ni especialmente, la Enterprise, Star Wars o las tropas del espacio. Significa experimentar con la imaginación, responder preguntas que no tienen respuesta. Implica cosas muy profundas, que cada viaje es irreversible (…) la ciencia ficción es una inmensa metáfora».
(Ursula K. Le Guin. El País Semanal, 28/10/2012)
LA NOVELA
«Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niño que la verdad nace de la imaginación.» Así comienza su relato Genly Ai, enviado al planeta Gueden, también llamado Invierno por su gélido clima, con el propósito de contactar con sus habitantes y proponerles unirse a la liga de planetas conocida como el Ecumen. Los guedenianos tienen una particularidad que los hace únicos: son hermafroditas, y adoptan uno u otro sexo exclusivamente en la época de celo, denominada kémmer. En Invierno, Ai conoce a Estraven, un alto cargo que le mostrará cuán diferente puede llegar a ser una sociedad donde no existe una diferenciación sexual.
La mano izquierda en la oscuridad (Minotauro), junto a Los desposeídos (Booket, 2002), El nombre del mundo es bosque (Minotauro, 2002) y la serie de Terramar (Minotauro), son quizás las obras más importantes en la carrera de Ursula K. Le Guin. Las tres primeras forman parte del ciclo Ecumen: novelas y relatos cortos que se desarrollan en un universo de planetas asociados en una federación (Ecumen). Ganadora del Nébula en 1969, y del Hugo en 1970, esta novela ha llegado hasta nuestros días como una de las más importantes de la ciencia ficción de todos los tiempos. En la revista Locus Magazine, el libro no ha parado de subir de posición cada vez que se hace la encuesta sobre los mejores libros del género. Por cierto, la edición de marzo está dedicada a la autora).
Portada de L.M. en su edición de marzo. |
Pero vayamos a la historia…
Es sorprendente abrir el libro y encontrarte en un tiempo tan lejano —unos dos mil años por delante de éste—, en un planeta cuyos habitantes son un caso aparte, y en una ceremonia —baño de masas— de esas que los políticos de todos los lugares, de todos los tiempos y de todos los planetas —por lo que se ve— disfrutan como nadie. Así es la imaginación de K. Le Guin, inmensa, libre, capaz de visualizar y construir mundos con un nivel de detalle impresionante. Y es un placer, y esos mundos se disfrutan y se sufren mucho. Pero ella no los ha creado solo para dar forma a la forma, los ha creado, sobre todo, para dar sentido a cuestiones más profundas. Invierno o Gueden, sus pueblos, tierras y conflictos, son un espejo para que los lectores descubramos quiénes somos. Esta obra es una oportunidad perfecta para hablar de lo que nos une, y de lo que nos separa.
Creo que no es gratuito que Genly Ai, protagonista de la historia, sea un diplomático con visión de antropólogo y no un hombre de ciencia o un action man, pues solo así adquiere verosimilitud una historia cuyo eje central es la interacción entre dos realidades, dos formas de vida, de seres, de humanidades.
Creo que no es gratuito que Genly Ai, protagonista de la historia, sea un diplomático con visión de antropólogo y no un hombre de ciencia o un action man, pues solo así adquiere verosimilitud una historia cuyo eje central es la interacción entre dos realidades, dos formas de vida, de seres, de humanidades.
Recordemos que esta obra fue publicada por primera vez en 1969, en medio de unos años importantísimos para la lucha por los derechos civiles y de la mujer. Confrontación, debate, todo servido en bandeja de plata. La escritora no fue ajena a esos cambios y a esos momentos:
«La mano izquierda de la oscuridad habla de un mundo habitado por individuos hermafroditas, lo cual nos sumerge en una vertiginosa, deslumbrante indagación sobre los géneros sexuales y el modo en que condicionan nuestras vidas».
(Rosa Montero. El País, 6/08/2011)
Un planeta habitado por seres hermafroditas, determinados por un ciclo de excitación y reproducción, el kémmer; determinados también por su hostil geografía y por un código de comportamiento más cercano a la intriga, al discurso velado, que a la guerra o el enfrentamiento físico. K. Le Guin pensó en todo para crear una historia de choque, pero también para enfrentar a sus personajes a la tarea de construir puentes de comunicación. Cuando los seres se desprenden de todo ese peso cultural, político, social y de género, y buscan la conexión, es allí cuando realmente llegan a conocerse en profundidad.
La intensa relación entre Genly Ai y Estraven, y los viajes que llevan a cabo, son un símbolo de autoconocimiento y reconocimiento. Estraven, el guedeniano, narra por sí mismo sus impresiones. Es uno de los detalles del libro que más me gustó, que "los otros" no figuraran solo a través de la visión y la experiencia de Ai, que la escritora nos concediera el privilegio de escucharlo de viva voz:
«Le expliqué mi silencio, con cierto embarazo. Temía que se riera de mí. Al fin y al cabo, Ai ya no es una rareza sexual; aquí en el Hielo cada uno de nosotros es una criatura singular, aislada; yo a medida que me alejo de mis semejantes, mi sociedad y mis normas, y Ai lo mismo (…) Somos iguales al fin; iguales, extraños, solitarios».
Como apunte, y para tranquilidad del lector interesado: no hay necesidad de leer previamente ningún libro de la serie Ecumen para disfrutar La mano izquierda de la oscuridad. Las historias de cada libro son independientes, así que no tendrás ningún problema si decides empezar por aquí. La editorial Minotauro editó en 2009, un libro titulado: Los mundos de Ursula K. Le Guin, que recoge, además de esta novela, El nombre del mundo es bosque y Los desposeídos. Gran opción para entrar en Ecumen a lo grande.
El valor de este libro es incalculable. De verdad, te recomiendo ampliamente no dejar pasar la pluma de Ursula K. Le Guin. Hoy en día resulta difícil entablar una reflexión sobre la existencia y sobre quiénes somos, sin recurrir a la sensiblería, a la lágrima fácil. Afortunadamente contamos con historias enormes que nos brindan la posibilidad de hacernos preguntas importantes a través de la imaginación y del talento de autores únicos.
La imaginación es un arma poderosa y esta escritora supo hacer de ella algo excepcional.
Descanse en paz.
La verdad es que desconocía totalmente a esta autora, y ni siquiera había oído hablar de ninguna de sus obras. No me gustan demasiado los libros de ciencia ficción, quizás sea por eso mi ignorancia. Tampoco me gustan las trilogías, me cansan un poco, me gusta alternar mis lecturas, aunque veo que como dices, en este caso, no tienen conexión unas historias con las otras. Me alegro de que su lectura te estremezca, al fin y al cabo es lo que buscamos cuando leemos en mayor o menor medida, ¿verdad? La verdad es que leyendo el resumen de la historia, se deduce que la escritoa tenía una imaginacion asombrosa, descanse en paz.
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Hola No conocía absolutamente de nada esta novela, estoy totalmente de acuerdo con Ursula K. Le Guin La ciencia ficción no es algo menor. Y no es solo, Star Wars o las tropas del espacio. Con cualquier libro sea de lo que sea debes experimentar con la imaginación. Implica cosas muy profundas, que cada viaje es irreversible y también creo que la ciencia ficción es una metáfora.
ResponderEliminarEn cuanto termine mis libros normalmente leo varios a la vez este lo pongo como siguiente,
Gracias
Redes Galicia
Hola guapa =) la verdad es que no conocia a esta autora ni ninguna de sus obras. Tampoco es el género literário que me guste leer la verdad. Tu reseña llama mucho la atención, llamas a leerlo. Lo unico que apenas tengo tiempo =/ y una lista infinita de libros que leer jajaja Así que esta vez me paso este libro
ResponderEliminarHola guapa, pues a pesar de su fama no la conocía a ella como escritora ni ninguno de los libros que nombras pero no está de más saber que detrás de cada una de sus historias hay un enorme compromiso social y, ¿por qué no? Una metáfora de muchas de las situaciones y momentos que vivimos en el día a día. Hablas tan apasionadamente de este libro que tendré que leerlo así que anotado queda. Muaks
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